Y es que la situación es bastante tremenda. No hablaré hoy de mí mismo (no me gusta hacerlo aquí), pero sí de fútbol (eso sí que me gusta hacerlo aquí... y en cualquier parte, la verdad).

Pero entonces, bajamos unos kilómetros hacia el suroeste... y nos encontramos la LFP.
El Reino de las Castañas
Desde la Champions del Barça en 2006, la LFP ha entrado en un proceso degenerativo tremendo, a la misma velocidad con la que el equipo azulgrana pasaba del cielo al infierno en un año. El Madrid, necesitado de victorias y títulos a muy corto plazo, dio el primer paso hacia la dirección equivocada con el fichaje de Fabio Capello, un técnico de prestigio indudable... y de concepción futbolística horrorosa. Cambiaba intensidad por repliegue intensivo, presión y contragolpe por autobús y balón parado; transformaba el Madrid en un clarísimo ejemplo de "catenaccio", aquel estilo tradicional italiano que gana campeonatos a la vez que resta todo interés de ellos.

Y precisamente ésta es la línea que se debería aplicar aquí... pero no se hace. Todo el mundo aparentemente sabe lo que está bien, lo que es el futuro de este deporte, pero nadie hace un paso decisivo, nadie da por fin la confianza, nadie crea en el fútbol LFP la figura del mánager, el hombre en quien confiar siempre, el Wenger, el Ferguson o el Benítez del triunfante balompié inglés.
El Cambio de Rumbo
Aquí y ahora, a 14 de abril del 2008, hay una ocasión para dar un primer paso. Al final de esta temporada, lo más probable es que Frank Rijkaard, uno de los técnicos más laureados del FC Barcelona, abandone la entidad catalana debido a una sequía de resultados procedente de sus propios errores, de su propia infidelidad a los conceptos que él mismo había fabricado para el equipo azulgrana. Un tándem complementario en la media, el pivote ineludible, la presión de la "manada", el control de la posesión pero orientado a crear ocasiones, el primer toque veloz y no la previsible retención del balón... todo eso se ha perdido inexplicablemente, y debido a ello, el Barça ha perdido su buena racha de fútbol y resultados a la par que el técnico holandés perdía su credibilidad entre los aficionados.
Por ello, se ha hablado de muchos técnicos; de locuras como subir a un verdísimo Pep Guardiola, (entrenador del "B"... en Tercera) al primer equipo, apuestas arriesgadas como los recién estrenados Laudrup y Blanc, hasta técnicos de máximo nivel como Mourinho o incluso Benítez. Desde el punto de vista del aficionado que quiere ver a su equipo al máximo nivel de competitividad, a la par que pretende que haya una evolución hacia el profesionalismo que debe imperar en el futuro, la mejor opción se hace bastante obvia, gana forma, nombre y apellidos, y no puede ser otra que la del ex-técnico luso del Oporto y del Chelsea, José Mário dos Santos Félix Mourinho.
¿Por qué? ¿Por qué Mourinho, el otrora odiado entrenador del gran rival europeo, el Chelsea?

De hecho, podríamos seguir varias horas, sin mencionar siquiera la inmensa posibilidad de ganar títulos uno tras otro que se abriría con Mourinho.

Con lo que quizás es momento de aprender de quienes obviamente van por delante en esto y en muchas otras cosas relacionadas con este deporte, y empezar, por fin, un ciclo no sólo de fútbol bonito... sino también de fútbol serio, de fútbol profesional.