¿En qué andábamos? Ah, sí, creo que habría que sacarle polvo a la última edición de esta serie para recordarlo... pero bueno, uno no es (todavía) el Master del Universo, así que no le sobra el tiempo para estar pinchando, escribiendo en el blog, sacándose el curso y además teniendo una vida social taaaan agobiada como la de un servidor... vale, está bien, está bien, ocurre que soy un redomado vago y ya está, lo acepto.
Pues eso que os contaba. Intenté mezclar las dos canciones en cuestión, Plastic People y People Sound (people, people, people)... y me di cuenta, horrorizado, de que algo funcionaba horrorosamente mal; sí, se oían, claro que se oían... lástima que se oyeran a la vez, y para más inri, totalmente descompasadas. ¡Vaya con el Traktor! Parece que los fuegos artificiales me los tendría que montar con petardos chinos de esos, y en cuanto a la chica morena... bueno, mejor lo dejamos. No, si es que tendría que ponerme a trabajar y todo, fíjate tú qué cosas, resulta que todos los botoncitos y lucecitas de la mesa no estaban allí de decoración...
Así que una vez decepcionado de por vida (los "pads" para controlar la posición en el "track" en cuestión no giraban a medida que iban pasando los "beats"... ¿habéis notado qué pedazo vocabulario tengo ya?), me di cuenta de que tendría que aprender a hacer funcionar todo ese entramado de controles. Empecé intentando aprender cómo hacer la preescucha, cómo oír lo que iba a sonar utilizando los "cues"; todavía estoy en ello. Creo sinceramente que jamás lograré que funcione como las mesas normales; en vez de ello, la mía funciona exactamente a la inversa. Cuando uno acciona el Cue, en vez de preescucharlo, oye la mezcla definitiva... y cuando lo desactiva, es cuando puede oírse todo por los cascos. Bien por mi Behringer...
Desesperado de nuevo, decidí tirar por la vía rápida y cambiar la orientación; me apunté a un curso de Dj en una escuela de Barcelona (ná, algo baratito, mil eurillos más que se iban al pozo) y decidí entregarme en cuerpo y alma durante todo el mes de Julio a la música. Bueno, más que entregarme en cuerpo y alma, lo que hice fue entregar cuerpo y alma, puesto que gracias al simpático aire acondicionado del tren logré terminar con una gripe de caballo, y debido a las horas de viaje robadas al sueño, mi apariencia por la mañana solía ser más bien de desalmado...
Fue bastante bien. Posiblemente os lo cuente en la siguiente entrega... que espero que no tarde tanto en llegar. ¡Eh!, hablad con mis guionistas y mis "negros", ellos son los que en realidad escriben, yo sólo lo cuelgo aquí y firmo descaradamente para llevarme todo el... ¿mérito?
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