30 abr 2010

Elogio del Pressing (II)

Si en la primera entrada sobre el pressing hablábamos del achique (hoy en día más conocido como "adelantar la defensa", simplemente) como medida propiciatoria del primero, hoy es momento de hablar de la otra parte, de la mitad que más suele lucir y que algunos jugadores utilizan descaradamente para hacer una suerte de "demagogia" futbolística; estamos hablando de la presión adelantada. Atención, puntualizamos: no de carreritas sin sentido persiguiendo al jugador rival más próximo (a las que son bastante dadas aquellos futbolistas que no comprenden el juego... y ciertos delanteros archiconocidos, que las utilizan como justificación a su presencia), sino de un movimiento colectivo automatizado y racional destinado a provocar el error y la pérdida de balón subsiguiente.

Existen muy distintas formas de ejecutar esa presión, dependiendo de las características del equipo, de la formación del mismo y (obviamente) de la tipología de sus futbolistas. Sacchi defendía el 4-4-2, que en esos momentos estaba poco en boga en Italia, como la formación más equilibrada para la realización del pressing y la ocupación del campo en general. Así, disponía en primera línea a Van Basten y Gullit, ayudados por Tassotti o Colombo y Donadoni desde las bandas; detrás, Ancelotti y Rijkaard formando pareja... pero no exactamente doble pivote según el concepto actual. Más atrás, era el mismo Baresi quien, gritando "¡Milan!", ordenaba a sus compañeros un avance colectivo que permitiera el ejercicio de la presión. La clave era conducir el rival a la banda, donde era inefablemente encerrado en una jaula (ahí la participación de los laterales era importantísima) y donde, gracias a la inestimable ayuda de la línea de fuera de banda (gran aliada de la presión), el futbolista terminaba confundiéndose y, generalmente, perdiendo el balón.

Por otra parte, Guardiola, mucho más cercano en el tiempo, propone una presión iniciada por un delantero único y, por lo tanto, necesitada de un apoyo más directo de los centrocampistas, consecuencia de la formación utilizada por el técnico catalán. No es inusual ver como, tras ser superado Ibrahimovic (o Eto'o el pasado curso), Xavi, Keita o Iniesta atacan al poseedor del balón cuando éste penetra en una de las zonas clave del campo. El objetivo tiende a ser cerrar espacios más que recuperar, provocando así una de las tres consecuencias siguientes:

1- Devolución del balón a una zona sin peligro. El futbolista presionado, viendo que no tiene opciones con la pelota si sigue la dirección que inicialmente pretendía tomar, se ve en la obligación de volver hacia atrás y ceder la posesión a un compañero menos presionado. Si los defensores están correctamente ubicados, el futbolista que reciba estará en una posición menos peligrosa que el anterior.

2- Toma de decisión incorrecta. Si el jugador presionado se da cuenta de que las opciones entre las que normalmente podría elegir no están disponibles, es probable que tome una decisión errónea y termine perdiendo el balón, intentando quizás un cambio de orientación difícil, o sencillamente lanzando un balonazo hacia delante que, en principio, los zagueros podrán controlar con facilidad.

3- Pérdida de la pelota. Lo menos usual y sin embargo lo más aplaudido y esperado por el público; en caso de ejercer una presión sobre el jugador con balón lo suficientemente agresiva, cabe la posibilidad de que éste termine perdiéndola y el equipo defensor la pueda recuperar en una posición ventajosa. En este caso, realizar una transición ofensiva veloz puede ser terrible para el contrario, que seguramente no esperaba ese error y por lo tanto no estará correctamente posicionado en el campo.

Para ejemplificar lo apuntado, veamos un pequeño vídeo, subido por Matías Manna, autor del interesante blog Paradigma Guardiola, en el que se aprecia la respuesta del equipo azulgrana frente a varias situaciones de pérdida de balón. Cabe mencionar que en general las situaciones son más de transición que de presión misma, pero es ilustrativo de todos modos:



Hay que decir, además, que para mantener una presión adecuada es necesario no sólo conocer el "cuándo" y el "dónde", sino también disponer de futbolistas preparados (física... y sobretodo mentalmente) para ello. La presión en sí no tiene por qué ser más desgastante que una defensa atrasada en el global del partido, pero requiere una voluntad férrea y por lo tanto, ahí sí, un desgaste mental muy superior debido a la necesidad de mantener siempre la concentración: un pequeño error puede permitir al rival salir jugando sin que nuestro equipo tenga tiempo para recomponerse unos metros más atrás. Sobre las actitudes propias del futbolista individual y otras cuestiones en relación al pressing, sin embargo, hablaremos en una próxima entrada.

1 comentario:

Javi J dijo...

Hola Kj, descubrí tu blog hace poco, pero creo que aún no me había animado a comentar aquí.

Me atrae especialmente el tema del pressing, me gustaron mucho los dos vídeos de la primera parte (Holanda 74' y Milán de Sacchi), y desconocía por completo a Victor Maslov y, por ello, gran parte de la historia del Pressing.

En cualquier caso, me ha gustado más esta segunda parte, más futbolística. Especialmente de acuerdo en el último párrafo, siempre tendemos a mitificar el desgaste físico y se olvida el mental.

Por cierto, me has dado a re-conocer el blog de Paradigma Guardiola. Lo seguía pero pensé que había cerrado (hubo algún cierre, o período amplio de inactividad, o me lo he inventado yo?^^) y me he llevado una gran alegría al pinchar tu enlace y descubrir un montón de post nuevos.

Saludos